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1. |
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EURÍDICE
Espero tener tiempo y soledades
bajo los velos múltiples del mundo.
Sigo buscando a Eurídice, y el Hades
persiste en la ilusión de lo profundo
-persiste en la ilusión de mis sentidos,
y aunque la luz persista me confundo.
Si entre ceguera y ojo, divididos
se encuentran los murmullos del deseo,
¿qué hacer entonces, tras estos olvidos
del ser que surge al fin? Ya no poseo
la manta y la guadaña, sino el tanto
de dilución brutal en lo que veo.
Me sobra el grado cero -a cal y canto-
de lo que yo construyo y entretejo
cual tuerto dios sobre todo lo santo
se llame mierda, esperma, risa, espejo,
de un árbol que recorro hasta el espanto
y en el que cada fruto es mi reflejo.
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2. |
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PAN Y ROSAS
Queremos todo
con hambruna de escualo. No usar zapatos,
tenedor o cuchillo. Sacar las tumbas de encima de la espalda:
queremos vacas, ravioles y champán, pan y rosas.
Queremos pan y rosas, ser la fagocitosis
de lo que nos quitaron. Pan y rosas.
No somos zombies.
Pero igual hay contagio. Y si hay contagio,
ha de haber infección que nos libere de ser célula o matrix
de toda Barbie aséptica y feroz. Pan y rosas,
queremos pan y rosas. Ser la fagocitosis
de lo que nos quitaron. Pan y rosas.
Ya no es la Fanta,
ya no es la Coca-Cola lo que nos llena de burbujas
y amor sino una tira de Solís hecha a las brasas (te lo contamos en tupí o en español: pan y rosas).
Queremos pan y rosas, ser la fagocitosis
de lo que nos quitaron. Pan y rosas.
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3. |
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PROTEICOPÁNICO
Soy esa sombra que adquiere su consistencia
como de piedra, una esencia
que no encuentra su lugar
dentro de la tabla periódica y se amolda
a lo que ve y lo que toca –Frankenstein molecular-.
Soy Jimi Hendrix,
Paracelso,
José Artigas, soy el manojo de ortigas y la botella del bar;
también contengo en mí lo dulce de un demonio,
soy la x de un binomio
y el agua amarga del mar.
Soy el que soy.
Soy lo que soy.
De lo monstruoso paso a la diversidad.
Soy Salomé,
soy Mary Poppins, la baranda
donde se cuelga la ropa que acabaste de lavar;
y ahora tengo en mí semillas de zapallo,
o la forma de un zapato tirado en el basural.
Sé que me expando, me multiplico sin pausa
Como una cumbia que causa un San Vito algo letal:
tomo y anulo identidades como un cáncer.
Disuelvo en mí a Dr. Jeckyll y también a Mr. Hyde.
Soy el que soy.
Soy lo que soy.
De lo monstruoso paso a la diversidad.
Yo soy la zarza de Moisés en el desierto,
también lo falso y lo cierto,
la vaca y el pastizal.
Soy Rasputín, Pepe Mujica y Paul McCartney,
soy esa tira de carne que a la parrilla irá a dar.
Como sabrán lo mío no es metempsicosis,
sino esa metamorfosis (replicante universal)
dentro de la tabla periódica y se amolda
a lo que ve y lo que toca: Frankenstein molecular.
Soy el que soy.
Soy lo que soy.
De lo monstruoso paso a la diversidad.
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4. |
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SONETO ÑERI
Mi cueva está en la lleca y la gilera.
me calzo el 38 y con el paco,
curtiendo Damas Gratis y el Polaco.
le doy a un gato infiel mi mamadera.
Andar de laburante, eso es cualquiera;
me chupan el trabuco y el sobaco.
Los ñeri me respetan cuando atraco
y mato de la mente de primera.
Va pa´ahí, soy el master de las fiestas,
me fumo hasta la pipa de las llantas,
arraso con el pitbull las apuestas
y garcho de parado en las bailantas.
Si me cruzo un gallina, dios lo libre
el manya tiene aguante en mi calibre.
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5. |
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LAS PIEDRAS DEL CALVARIO
Cayó el brillo del cielo
y la historia sin fin;
la respuesta en el viento
buscaste sentir,
la vieja anatomía
de ese dios que quería
negarse a la muerte
ya vino por mí.
Acá no hay estrellas.
La desilusión
ya no sabe a ajenjo
sino a metanol.
Y sus profetisas
celebran la orgía
de este gran hermano
sobre el mostrador.
De allí este naufragio
que no sucedió
vendiéndose astillas
o un pobre cajón.
Por culpa de un denario
las piedras del calvario
entierran las vías
de toda estación.
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GRITO POR LOS SANTOS
Los santos desdeñan todo alimento terrestre
Y persiguen en el bosque todos los trenes azules
Llenos de prisioneros en el sueño solo la seda el nácar
El aceite imantado de terciopelo despiertan su piedad
En los callejones de fuego del atardecer
Visten sin mesura el esqueleto de los pordioseros
y su caja de alquitrán
Los santos llevan las caras pintadas un manojo de galgos
Y la espesura de la pasión que se mide en estas playas.
Los santos afinan la puntería ordenan los colores
según el hormigueo, según las vestiduras de la luz
Las promulgadas vísceras la crin de los cristales
Y toda alucinación esperanza y alfil blanco del amor
Los santos son más veloces que la sed o los Ferrari
15 centímetros los separan del agua violeta del bautismo
Emergen siempre con el caldero en el lugar señalado
No cabe la muerte en su sangre ni en su estatua de ranitas
y poemas de Rimbaud
Y la vida sigue golpeando cuerpos y almas
Para componer un nuevo día
que no sea más que sinfonía de perfumes.
Los santos degustan satisfechos la guerra
Que astilla la radio y la voz del dictador
sembrando odios y pianos deambulantes
Entre rosas que ocultan todavía a los jóvenes y furtivos amantes
En los balcones la efusión de un caballo blanco en el poniente
Y un afiche de tres tintas que exalta la fe
En el agua de lavar en la mano estrechada
en la infantería de la muerte
Se permutan las pasiones como estúpidos rompecabezas
Y el hombre que fue sencillo y aspira a tener un lugar en el cielo
Debe exhibir sus dineros
-su pesar-
Ante una máquina infalible que lo interroga lo degrada
lo cosifica y lo procesa
En una iglesia toda grafiteada con esvásticas
En departamentos sin agua caliente arrasados por el plan
Y en los fabulosos pretiles de la desesperación
Los santos esperan a los escolares con caramelos
Sus pies empantanados no pueden deslizarse
Un cetro es solo una piedra cubierta por un trapo
No hay más mundo que el de los ojos el horizonte quizá
Tenemos las manos para ejercer la ternura
Y la muerte y el tiempo injustos los santos
¿Pero los santos qué es lo que son?
Los santos solo son polvo y olvido los santos
Los santos desdeñan todo alimento terrestre
Y persiguen en el bosque todos los trenes azules
llenos de prisioneros en el sueño
Solo la seda el nácar el aceite imantado de terciopelo
despiertan su piedad
En los callejones de fuego del atardecer visten sin mesura
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7. |
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PARTE DIARIO
Digamos que todo se vino abajo
en el momento que me desperté
y el motor inmóvil largó su esquirla
igual que la borra en la media el café.
La radio ensaya su rugir siniestro
de frecuencia AM -Clarín y Gardel-.
No queda otra que abrir la ventana
y no hacer más nada que tomar café.
Y mientras tanto, espero amanecer
como quien va viajando en tren.
Se espera el amanecer como quien va en tren.
Del mundo me van llegando noticias,
que es Francia, Palestina o Israel,
que la Guerra Fría surge de nuevo
y que hay quien mata o muere por la fe.
A cada sorbo el eterno retorno
se queda en la lengua, pantalla y papel.
No queda otra que abrir la ventana
y no hacer más nada que tomar café.
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8. |
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VISTAS TELEGUIADAS
Cuentan que Bob Dylan´duvo
allá en el Chuy, la frontera,
para apaciguar la espera
de una muerte que no tuvo.
Ve allí que el mundo es un cubo
de Rubick sin solución,
un blues en decantación
de whisky y lisergia abstrusa:
una errancia dequerusa
de viento, tierra y cartón.
Cuentan que Clark Kent anduvo
allá en el Chuy, la frontera,
para apaciguar la espera
de un Lex Luthor que no anduvo.
Dicen que tampoco hubo
peligro de kriptonita
ni la gran estalactita
cayendo de un universo
paralelo sobre el pueblo
del baurú y la papa frita.
También Tristan Tzara anduvo
allá en el Chuy, la frontera,
para apaciguar la espera
de un íncubo que no incubo.
Ornitorrincos en tubo
lo aclaman, gritan su nombre,
como el nuevo superhombre
a quien lo aplastó un merengue
con todo el baracutengue
sin que a ni un turco lo asombre.
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9. |
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CANCIÓN PARA UNA MUJER AMADA CUANDO LA BRÚJULA
ME CAMBIA EL SUR POR EL NORDESTE
Por si el hecho es cruzar los siete mares
o esperar a que Marte entre a Saturno
-y ver así cuál será nuestro turno
de jugar a ser únicos e impares-,
yo prefiero deambular por los bares
de este sur metafísico de esperas
donde sé que me traes primaveras
con tu paso anulando lo siniestro
para que lo más blanco se haga nuestro
sin la música atroz de las esferas.
Sé que tejo asteroides y palabras,
el conjuro que me alivie algún día
esta andar que se me incrusta a porfía
como impacto de mil abracadabras.
Sé también que para cuando vos abras
la portera que da a un patio olvidado,
en mi casa estaré siempre al costado
de una mesa con su pan y su vino
-haciendo del destino un desatino
con el lance que Dios le dé a su dado.
“Está escrito” -o “maktub”- dicen los viejos
palestinos que viven en mi tierra
y está escrito como el sol en la sierra,
como la imagen tuya en los espejos
que no habrá de existir cerca ni lejos
sólo el signo de lo que fue el abrazo,
la pregunta por la hondura del vaso,
la ventana alumbrada por la luna
-esa luna que se duerme en la duna
de lo eterno que se halla a sólo un paso.
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Otra vez volvemos con nueve temas. Si hay algo que prima en todos ellos, a parte de su sonoridad acústica y de ciertas torpezas técnicas del músico, es la urgencia. Milongas, xotes, blues y rocanroles verborrágicos se dan cita. No es que uno haya dejado la frontera de donde vino. Es que la frontera se ha hecho carne y habitó entre nosotros.